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When Life Gives You Tangerines
Título en Coreano: 폭싹 속았수다
Actores: IU, Moon So Ri,
Park Bo Gum, Park Hae Joon, Yum Hye Ran,
Kim Yong Rim
Personajes principales: Oh Ae Soon / Yang Geum Myeong, Ae Soon
(adulta), Yang Gwan Sik, Gwan Sik (adulto), Jeon Kwang Rye, Park Mak Cheon
Capítulos: 16
Cadena: Netflix
Género: Drama,
Romance, Melodrama
Año transmitido: 2025
Sinopsis: Ae Soon y
Gwan Sik nacieron en Jeju, Corea del Sur en la década de 1950. Ae
Soon es una chica rebelde y amante de los libros, pero no puede asistir a
la escuela debido a la pobreza de su familia. Bajo esta circunstancia, nunca
desiste de su sueño de convertirse en poeta. Expresa sus sentimientos
libremente sin ocultar nada. Gwan Sik es un joven sincero, diligente y
que no habla tanto. Gwan Sik solo ama a Ae Soon y la respeta.
CONCLUSIONES
Contiene Spoiler
Por lo mismo, como no estaba muy segura de verlo, lo empecé tardíamente. No lo vi el mismo día del estreno, comencé como una semana después. Me vi el primer capítulo… interesante. Se veía prometedor, pero seguía con dudas. Yo sé que acá más de uno me debe estar ahorcando imaginariamente, pero bueno. Me vi el segundo capítulo… y ahí me enganché. La historia ya me cuadraba muchísimo mejor, empezó a parecerme más interesante. Vi el tercer capítulo y fue como: “Aquí me quedo, gente. De aquí nadie me saca”. Y de ahí… a las mandarinas.
Ves a tus padres en pantalla y piensas: “¡Wow!”. ¿Cómo no llorar? ¿Cómo no agradecer? ¿Cómo no culparte por algunas cosas? ¿Cómo no querer hacerlo mejor? Me está costando llegar a esta parte de la conclusión porque me acuerdo… y wow, es difícil. Este drama fue popular no solo por el “boom” mediático, sino porque conectó con el alma de muchas personas. Aquellos que lo vieron en familia lo vivieron aún más intensamente. Y los que lo vieron solos, como yo, sintieron que les hablaban directo al corazón.
Ahora sí entro en contexto…
Lo hermoso de esta historia es cómo va y viene en el tiempo. Eso requiere atención. La historia comienza en los años 50, cuando nacen nuestros protagonistas, que se conocen literalmente de toda la vida. Esto ocurre en la isla de Jeju, en Corea del Sur. Oh Ae Soon es bastante rebelde para la época: quería estudiar, leer, ser mejor. Por eso la llamaban “la estudiosa”, “la poeta”. En ese momento, eso era romper paradigmas en una sociedad muy tradicional, más aún en una isla.
Ella no quería casarse ni tener hijos como prioridad; su sueño era salir de la isla, pero no pudo seguir estudiando por razones económicas. Su familia era pobre. No estoy segura si esto era igual en toda Corea o solo en la isla, pero sus costumbres eran muy rígidas. A mucha gente, especialmente a los mayores, le molestaba que ella quisiera ser diferente.
Y ahí estaba nuestro chico, Yang Gwan Sik, quien desde el principio la apoyaba. Era muy callado, pero seguro de sí mismo. Tenía claro lo que quería. A él nunca le molestó cómo era ella. Al contrario, quería darle alas para que brillara. Desde niños se ayudaban y apoyaban. Fue muy bonito ver esa transición de la niñez a la adolescencia. No eran novios, pero la conexión era profunda.
En algún punto decidieron huir, llevarse lo más valioso que tenían e irse a Busan. Eso fue muy lindo. Me recordó historias que podrían haber vivido nuestros padres o abuelos. Luego, una de sus hijas (una de las tías) le cuenta esta historia a su hija, lo cual me pareció un detalle precioso.
Otra escena que me marcó fue cuando ya estaban casados, y vivían con la familia de él. En esa época era costumbre que se dividieran las mesas: la mesa principal para el esposo, padres, abuelos… y la mesa secundaria, la de la esposa y los hijos. Pero él un día se giró y empezó a comer con su esposa e hija. Su madre y abuela se escandalizaron, le reclamaron, y él dijo: “Yo los quiero a todos por igual. A veces comeré aquí, y a veces con mi esposa e hija”. ¡Wow! Eso rompía con las costumbres de la época. Fue tan simbólico y conmovedor…
Una escena que me encantó fue cuando el hijo le dice a su madre: “Mira, mamá, ¿Quién es la única que está feliz y sonriendo el día de mi boda?”. Y otra frase impactante fue la que le dijo Oh Ae Soon a la madre del chico: “Qué bueno que tú estás libre de ese peso, pero ahora quien va a cargarlo es tu hijo, y él no debería hacerlo”.
Más adelante, los hijos hacen sus vidas, con sus propias parejas. Hay una especie de árbol genealógico que se va abriendo, con historias preciosas. Cada personaje se siente con un rol dentro de la familia, pero también con emociones guardadas que han pesado con el tiempo. Esas cosas no dichas… duelen. Y es por eso que este drama se siente tan cercano y tan fuerte emocionalmente.
“Cuando la
vida te da mandarinas…”
…no siempre
es algo malo. Solo hay que saber ver, escuchar… y buscar por ti mismo las
formas para tener esa vida que sueñas. Tal vez ya la tienes, solo que no te has
dado cuenta. Y recuerda: siempre hay nuevos comienzos. No importa el momento,
no importa la edad. Solo necesitas estar, y tener a tu lado a alguien que te
permita mantener las alas abiertas… tanto tú como el otro.


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